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 Tuesday, November 28, 2006

La Condición Emocional Superior del Poeta

ENSAYO de Marcoantonio Paredes

Se ha extendido una gran creencia, mítica, que el poeta lo es cuando su condición adversa lo predispone "naturalmente" para el atractivo de la musa. De éste modo lo contrario conllevaría a perderse en el mundo de los sanchos, donde los quijotes mueren aspirados por las fauces de la miserable fe de los que no creen en otros mundos posibles. Con lo cual se cree, lo he oído y leído, que la condición original para el poeta es la de ser pobre o estoicamente sufrir todas las debacles juntas para poder cuajar en él la inspiración y adquirir la sensibilidad. Esto relacionaría directamente la capacidad para creer y recrear del escritor, del poeta, de su sensibilidad a algo físico o material. Entonces es menester que el poeta ande sucio, mal oliente, hambriento, desaliñado, despeinado, desgarbado, roto, etc., para que aquellas funciones de la creación se activen cual divinal halo adánico. Es verdad que la historia literaria lleva registrada una serie de dramas de hombres que apelando a su destinado menester poético, han aceptado la fatalidad como la única consecuencia para coronarse del laurel.

Es verdad que nada más "alado objetivamente" se puede escribir si no se ha padecido, y que la comprensión sublime de las condiciones sociales del hombre y la profunda faz sombría de la humanidad no se pueden captar sin la menor experiencia de la adversidad. Pero tampoco podemos decir que las capacidades poéticas se ven anuladas cuando las condiciones materiales cambian para la bienandanza del poeta. Pues la sensibilidad del poeta, y llámese poeta al hombre que aspira el universo y su mundo para luego expirar cielos, flores, paraísos, perfumes aunque eso signifique no escribir una sola palabra nunca; no se encuentra condicionada por su bolsillo. La condición del poeta pertenece a la capacidad Emocional Superior. Ser poeta es ser un creador y viajar alado ígneamente por los jardines de la divinidad; y expresar lo que sentimos es recibir de boca de la misma divinidad su perfumado canto, el cual dependiendo, eso si, de nuestra condición moral y valorativa individual la captamos de un modo u otro. Ser poeta es ser un semidios.

Es repetir su papel creador y recreador. La divinidad posee todos los apartados rincones del Universo, desde los más pequeños e ínfimos hasta los más grandes y terriblemente inconmensurables y no obstante su condición poseedora sigue siendo poeta, hasta en el caos hay una musicalidad interior reinante. Entonces el verdadero poeta no depende de las condiciones materiales o del mundo. Su condición va más allá de la materia dura o del frío intercambio oneroso por su hacer. Su sensibilidad, su magia para crear y recrear seres, mundos y universos, obedece a un poder superior y eterno. Sus emociones son superiores y eternas y no se desfiguran fácilmente por el esputo fortuito de la fortuna. Estar cerca a ser un dios nos pone mucha más cerca de la ojos de los niños de las calles, de los brazos viejos y cansado de las madres abandonadas, de la calvas asoleadas y duras de los ancianos; y de las remotísimas y antiguas malcriadeces de nuestro prójimo. Aquel que deje de sentir esto en cualquier circunstancia de la existencia, nunca ha sido poeta y nunca lo será.


Marcoantonio Paredes
SOCIEDAD 13

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 Monday, November 20, 2006

UN ANGEL DEL ABISMO

ESCRIBE: EDGAR BRUNO

En la década de los ’90 del siglo pasado apareció en las tierras solares de Piura un iconoclasta grupo literario que respondía al nombre de “Ángeles del abismo”, haciendo alusión a aquellos ángeles desterrados por su rebeldía, por ser oscuros y a quienes se les había negado tener un lugar en el paraíso. Parecidas características tenían los jóvenes integrantes de este grupo. Ellos expresaron la visión del desencanto de toda una generación que le toco vivir años oscuros, que dejaron sus improntas; proclamaron la renovación de la literatura regional y lo lograron a base de un esfuerzo conjunto. Este renovador grupo estuvo integrado por Cosme Saavedra, Ricardo Musse Carrasco, José Díaz Sánchez, César Gutiérrez, Luis Ordinola, Elver Agurto y otros.

En las líneas siguientes nos acercaremos al trabajo narrativo de uno de ellos: Cosme Saavedra

Nació como poeta, pero poco a poco incursionó, con gran éxito, en la narrativa, sus cuentos han aparecido en plaquetas y revistas del grupo al que perteneció (éste fue el mejor medio para dar a conocer sus creaciones: se repartían en los encuentros literarios, recitales; y circulaban de mano en mano entre sus lectores).

Cosme Saavedra no ha publicado un libro en su totalidad, pero sus cuentos han aparecido en revistas de literatura muy importantes como “Sietevientos”, en ésta se han publicado dos renovadores cuentos: “Ya no llovería para julio” y “Alicia su cuerpo en otros cielos”. Tiene dos novelas inéditas: “Mariana en el purgatorio” y “El santuario de Walac”; Actualmente trabaja en su tercera novela: “La flores cambian de piel”.

La narrativa de Saavedra, a pesar de sus pocas publicaciones, refleja la visión de un joven que quiere hacer grandes aportes a la Narrativa regional. Su trabajo está íntimamente ligado a la poesía, porque en sus trabajos se siente un tono melódico muy característico, sin caer en lo cursi; sus textos guardan en sí aliento poético, concisión y no cae en enrevesamientos que sólo aburren cuando no se utilizan con maestría. El lenguaje que utiliza es el demótico, porque sus narraciones no caen en barroquismos, sino que utiliza un lenguaje claro, sencillo y directo, como el que utilizamos a diario en nuestra vida. El estilo de Saavedra es el cartesiano, porque muestra directamente los núcleos de la narración, no utiliza el estilo barroco, prefiere ser concreto y vívido, no recurre a lo intricado y oscuro.

El trabajo de este novel narrador refleja un buen uso de las técnicas contemporáneas de la narración, creando un clima donde los personajes se desenvuelven libremente. Saavedra entrega los datos de la narración de manera proporcionada y no de un solo golpe, manteniendo un clima natural y no forzado.

YA NO LLOVERÍA PARA JULIO
En “Ya no llovería para julio” relata la historia de un joven llamado Sigmund que se enamora locamente de Mariana, involucrándose con ella, pero teniendo siempre como obstáculo a la madrastra de la jovencita. Este cuento se ambienta en 1983, en el período diluvial que padeció Piura. Ellos se amarán en secreto y las lluvias continuaban, pero todo tiene su final; éste llegaría pronto y ya no volverían a disfrutar de sus encuentros furtivos, no encontrarían la excusa perfecta para amarse. Las lluvias acabarían en julio, por ello el título del cuento

En “ya no llovería para julio” se presencia claramente el interés por la geografía y convulsiones de la naturaleza
[1], línea temática que tiene como principales narradores a Genaro Maza y Mario Palomino. Cosme Saavedra toca el periodo diluvial de 1983 desde otra perspectiva, la del amor y logra impactar con un amor juvenil, que para muchos puede ser trivial; un amor juvenil que le interesa seguir el Carpe Diem, pero que se ve truncado por la ausencia de las lluvias.


[1] Cf. BURNEO SANCHEZ, Sigifredo. Antología comentada de la expresión literaria contemporánea en la Región Grau. Piura: Sietevientos editores y Ediciones Ubillús.1992.

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 Monday, November 06, 2006

I SELECCIÓN REGIONAL DE CUENTOS, PIURA

Escribe : José Lalupú

Acabo de leer la I Selección Regional de Cuentos, Piura; y su lectura me ha suscitado algunas reflexiones:

El cuento “La Ciudad, la arena” de Ángel Hoyos resulta ser la más grata sorpresa de la selección. Sin temor a equivocarme puedo asegurar que, llevándole varios cuerpos de ventaja al resto de trabajos, resulta siendo el mejor de todos ellos. Es digno de elogio su atrevimiento para tratar un tema y una historia atípicamente piuranos, sin que uno pueda dejar de reconocer que el espacio en el que la historia transcurre es nuestra soleada Piura (aunque, irónicamente, en la historia ya no quede casi nada de ella). Ángel Hoyos logra ser osadamente original presentándonos una historia futurista, un relato que transcurre en marzo del año 2013. El cuento, por la profusión de imágenes apocalípticas, se pone mejor conforme uno avanza en su lectura. La capacidad de Ángel para adentrarnos en un espacio geográfico, en un clima, en una atmósfera ficticia que en ningún momento deja de ser creíble, lo que logra a base de una construcción acertada de paisajes y escenarios; el dominio de los diálogos y el sentido de la acción que nunca deja de discurrir y, sobre todo, el ensayo de un tipo de ficción inexplorada en nuestra literatura, nos convencen de que estamos ante un texto histórico.

Nos ha gustado también el cuento “El hipnotizador” de Josué Aguirre Alvarado. De más está comentar su evidente apuesta por un tema distinto, habría que elogiar más bien el impecable drama instalado en el relato, la energía vital que destilan los personajes y el efectivo uso de los diálogos del que hace gala el autor. Este trabajo y el de Ángel Hoyos, por la búsqueda de la fotografía y por la impresión de que una cámara nos lleva a lo largo de toda la acción, se acercan agradablemente al cine.

Aunque no sea necesario disfrutar del tema propuesto en su relato, el registro de Miguel Hernández resulta seductor, porque su prosa tiene la capacidad para atrapar inmediatamente al lector. Pese a su brevedad la repetición innecesaria de las ideas a lo largo de la primera parte del relato nos hace pensar que este cuento podría haber sido más breve aun.

A propósito del cuento “Cavar un hoyo o la cruz de los Juárez” de Julio Carmona, debemos decir que sin dejar de ser un gran relato dramático y sin dejar de estar a la altura de una selección regional, preferimos los de su libro Recuentos. Extrañamos esta vez, esa inolvidable tensión dramática que hace que uno lea las historias de un tirón, sin perder jamás la atención por la historia narrada y que aquí se pierde en un juego de tiempos narrativos por momentos innecesario.

Los cuentos hasta aquí citados me parecen lo mejor de la selección. Me siento tentado a hacer una selección de la selección porque pienso que estos relatos realmente proponen algo distinto, tienen una fuerza interior y una frescura que van a renovar nuestra literatura. Sin embargo debo mencionar que relatos como “El Cumananero” y “Un tierno favor” me resultan lamentables; y que relatos como “”Ladrón de cuentos” y “Qué me pasa doctor Freud” me dejan descontento sobre todo por el hecho de estar incluidos en una selección, y por razones que expondré a continuación.

Si bien es cierto que Luis Aurelio Seminario en “Ladrón de cuentos” y Enrique Villegas Rivas en “Qué me pasa doctor Freud” nos proponen ideas frescas y hasta cierto punto originales, en tanto recrean lúdicamente una ficción en la ficción el primero; y en tanto pretende adentrarse (fallidamente, opinamos) en la conciencia vesánica de un hombre y en dos realidades paralelas el segundo, considero que su inacabado manejo del lenguaje terminan haciéndolos naufragar en el intento por construir un relato llamativamente estructurado. Es evidente en Luis Aurelio Seminario su falta de lecturas, que seguramente con el tiempo superará.

Haré un comentario conjunto de los relatos “El Cumananero” de Jorge Antonio Benites Castro y “Un tierno favor” de Pablo Enrique Medina Sanginés, de raigambre costumbrista, porque considero que comparten los mismos desaciertos. Pero antes debo hacer una digresión necesaria: Desde que en el año 1969 Miguel Gutiérrez publicó “El Viejo Saurio se retira” la literatura piurana dejó de ser solamente la descripción costumbrista de lo rural y con esta obra no sólo se empezó a tomar como tema la ciudad, sino que se ensayó fórmulas y técnicas que lanzaron a nuestra literatura al ámbito de lo moderno. No tengo nada en contra de nuestra literatura de espíritu costumbrista. Obras como “Chicha Sol y Sangre“ de Francisco Vegas Seminario o “Romance en el coloche” de Jorge Moscol Urbina, anteriores a “El Viejo Saurio…” y obras como “Froilán Alama el bandolero” de Espinoza León, por citar una de ellas, posterior a ella, son composiciones de altísima calidad, dignas representantes de nuestra literatura regional anterior. Esa que precedió a los Cronwell Jara, los Houdini Guerrero, los Cosme Savedra, los Angel Hoyos de nuestra modernidad literaria.

Pero entonces, me pregunto, para qué repetir, como lo hacen los seleccionados Jorge Antonio Benites y Pablo Enrique Medina, las mismas fórmulas, el mismo estilo que ya los maestros Espinoza León y Jemu han sabido recrear magistralmente, qué novedad puede aportar la misma descripción idílica del campo, el enarbolamiento de la misma estampa costumbrista. Ojo, no digo que la literatura costumbrista en Piura esté agotada y que como tema ya no pueda ser retomada por los autores. No, lo que digo es que si se va a retomar que se cambie la forma de hacerlo, que se propongan nuevas fórmulas. En ese sentido, considero que los dos últimos autores mencionados, no aportan absolutamente nada. Su descripción del río cristalino, del campo chapuzado de algarrobos, del campesino atado a su querencia, son hasta cierto punto ingenuos, sosos y predecibles.

Sería injusto, sin embargo, incluir dentro de estos últimos, el trabajo de William Boyd Morán: “Adversidad” que siendo de temática costumbrista, más que centrarse en la estampa, prefiere la construcción de un drama en varios tiempos narrativos que resulta conmovedor y efectivo. Y lo mismo podría decirse del relato de Julio Carmona que teniendo como escenario un paisaje rural busca conmovernos con el drama de un hombre condenado a muerte.

Pondré fin a esta pseudocrítica apuntando dos cosas, uno: que aunque sólo se seleccionaron nueve relatos (pese a que en la convocatoria se dijo que serían diez) creemos que por la calidad de varios de ellos la selección podría haber sido más corta aun. No entendemos la inclusión de ciertos relatos, suponemos que fue por falta de mejores trabajos; y dos: que esta selección regional termina estando llena de claroscuros: Por un lado nos presenta relatos de pobre concepción y ejecución y por otro, autores novísimos con grandes ideas y con gran proyección. No deja de ser alentador, sin embargo, que estos últimos, coincidentemente sean los autores más jóvenes.

posted by ATHENEA @ 4:44 PM   0 comments

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CRITICA LITERARIA